¿Qué es la Artralgia de rodilla?
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La artralgia es una patología que se refiere al dolor en una o más articulaciones y está causada por esguinces, luxaciones y artritis comunes, que desencadenan procesos inflamatorios y dolores prolongados.
Otras causas de dolor relacionadas con la artralgia de rodilla son el cáncer de huesos y las consecuencias del hipotiroidismo.
He aquí los posibles tratamientos, curas y remedios para esta enfermedad, que puede llegar a ser incapacitante.
Tratamiento de la Artralgia de rodilla
La rodilla, al igual que las demás articulaciones grandes (hombro, cadera, tobillo, muñecas), puede verse afectada por lesiones, traumatismos, enfermedades osteo-cartilaginosas degenerativas, infecciones y las consecuencias de la inmunosupresión y el sobrepeso.
También existe una estrecha correlación con ciertas enfermedades anteriores que afectan al sistema óseo, los cartílagos, los tendones y los músculos, como la enfermedad de Sjögren, la artritis reumatoide, el lupus, que es una enfermedad autoinmune, y la esclerodermia.
Para determinar los tratamientos y curas de la artralgia de rodilla, es necesario un diagnóstico preciso y cuidadoso para identificar la causa y detener el proceso inflamatorio y doloroso, evitando que la propia articulación se degenere.
Una vez identificada la raíz del problema, se administra una terapia farmacológica o de otro tipo para aliviar los síntomas, que van de leves a graves, y que empeoran con el tiempo si la afección no se trata con prontitud.
Si la Artralgia de rodilla se debe a un esguince leve, el médico ordenará un periodo de reposo y, como mucho, una terapia farmacológica con analgésicos.
Si, por el contrario, la lesión es grave, como una luxación o una lesión con fractura, será necesaria la fisioterapia, combinada con tratamientos instrumentales como la iontoforesis y los ultrasonidos, para un proceso de rehabilitación tras una probable cirugía.
Si se ha diagnosticado artritis reumatoide, lamentablemente la ciencia médica no puede intervenir, ya que aún hoy no existe cura para esta enfermedad y sus consecuencias, sólo paliativos.
Tratamiento de los síntomas
Además de tratar la causa subyacente de la artralgia de rodilla, también hay que tratar los síntomas.
Especialmente en el caso de la forma inflamatoria, se requieren AINE, es decir, fármacos que tratan el proceso inflamatorio en sí y, al mismo tiempo, reducen el dolor. Entre ellos se encuentran los medicamentos a base de naproxeno e ibuprofeno, que deben tomarse bajo supervisión médica.
Uno de los tratamientos más tradicionales es también la aplicación de hielo, que no sólo amortigua la sensación de dolor, sino que también actúa sobre la propia inflamación. En un solo día, hasta cinco aplicaciones de entre 15 y 20 minutos de duración pueden proporcionar alivio.
El calor también puede tener un efecto igual de beneficioso en la articulación de la rodilla cuando ésta es dolorosa debido a la tensión. La aplicación de una bolsa de agua caliente, o mejor aún un baño, puede relajar los músculos y aliviar las molestias, sobre todo en el caso de las contracturas.
La articulación dañada se inmoviliza y se eleva para reducir la vascularización y, por tanto, la inflamación.
En caso de luxación o esguince de rodilla, se recomienda el vendaje compresivo para reducir el edema y recuperar la estabilidad.
Todos estos tratamientos deben ser realizados por personal médico experimentado, como un especialista en ortopedia en colaboración con su médico de cabecera.
En los casos de traumatismos graves, como fracturas y roturas de tendones, pero también de daños musculares debidos a un traumatismo o a un accidente, la cirugía de rehabilitación debe incluirse también como tratamiento de urgencia.
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Otros tratamientos
En los casos en que la terapia con antiinflamatorios no ha surtido efecto, se inyectan corticosteroides, cortisona o ácido hialurónico directamente en la articulación para reducir el dolor, la hinchazón y el enrojecimiento.
Las infiltraciones de ácido hialurónico, en particular, tienen efectos beneficiosos que pueden durar meses, ya que aumentan la viscosidad del líquido sinovial y estimulan la producción de nuevo tejido cartilaginoso. Este tipo de tratamiento médico está indicado para las articulaciones que soportan peso, como la rodilla.
Las inyecciones de SOD (superóxido dismutasa) están destinadas a combatir la acción de los radicales libres en las células, ayudando así a mejorar la rigidez y los síntomas de la artritis.
Los tratamientos tradicionales se combinan a veces con tratamientos alternativos, como la acupuntura y la terapia de masaje (masaje terapéutico).
Remedios y prevención de la Artralgia de rodilla
La artralgia de rodilla se puede prevenir cuando la causa no es una enfermedad autoinmune u otras enfermedades previas, como tumores óseos o inmunodeficiencias adquiridas.
Una gran parte del peso corporal recae sobre las rodillas y el dolor también puede deberse a este factor si tienes sobrepeso u obesidad.
La pérdida de peso en los casos leves puede ayudar, mientras que en los casos más graves puede disminuir la intensidad del dolor.
La menopausia es un factor concomitante del dolor en las articulaciones de la rodilla debido a los desequilibrios hormonales naturales. La terapia de sustitución puede evitar que los tejidos blandos se endurezcan y se bloqueen.
Los médicos también recomiendan evitar el sedentarismo y realizar una actividad física ligera, como un paseo de media hora, para mantenerse en movimiento.
La inmovilidad prolongada, que también puede ser el resultado de un período de descanso para recuperarse de un traumatismo, debilita los músculos y provoca una disminución del líquido sinovial.
Si el reposo es útil en la primera fase de la recuperación, también lo es el movimiento, que evita la reaparición de artralgias leves y también es ideal para la prevención.
Un aspecto importante es la postura correcta o evitar posiciones antinaturales de la rodilla, prestando atención a la fase de calentamiento de los deportistas, para evitar distensiones y traumatismos que puedan desencadenar artralgias de rodilla. Esta articulación está sometida más que otras a un desgaste que favorece la artritis y la artrosis, propias de la tercera edad, pero si se somete a un fuerte estrés, hay una mínima incidencia de estas mismas patologías incluso en personas más jóvenes.