Cuando se habla de Artritis reumatoide seronegativa, se presta poca atención al hecho de que existen diferentes formas, o más bien diferentes signos de alerta, que permiten su diagnóstico.
Basándose en los valores sanguíneos, ahora es posible distinguir entre la artritis reumatoide seronegativa y la positiva. La Artritis reumatoide seronegativa es el caso en el que los valores sanguíneos determinados para el diagnóstico de la artritis reumatoide no señalan niveles de alarma.
Estos valores son sólo la cintrulina, pcr, ves, rheum-test, que juntos son un marco para determinar la artritis reumatoide en el caso de una forma seronegativa.
Cuando estos valores no muestran ningún signo alarmante se habla de artritis reumatoide seronegativa, una forma particular de artritis presente en el organismo pero que no se manifiesta a través de la sangre.
A continuación, una breve guía sobre la Artritis reumatoide seronegativa: ejercicios y remedios para esta forma de artritis reumatoide.
Artritis reumatoide seronegativa: características
Contenido
Como se ha mencionado en la introducción, la artritis seronegativa es el tipo de artritis en el que no hay signos alarmantes ni alteraciones en la sangre cuando se toma una muestra de sangre. En concreto, es la forma de artritis en la que el valor del FR, que significa factor reumatoide, no está presente de forma positiva.
Este factor indica las proteínas presentes en la sangre, proteínas que son perjudiciales para el organismo y cuya presencia puede dañar las articulaciones.
En el caso de la artritis seronegativa este factor no existe, por lo que aunque sus efectos son similares a los de la artritis reumatoide seropositiva, la ausencia del factor reumatoide hace que los efectos de la artritis seronegativa sean menos graves para el paciente, especialmente para las articulaciones, que sufren menos daños que en el caso de un paciente seropositivo.
La artritis reumatoide seronegativa es la más común y extendida. Sin embargo, algunas personas ni siquiera saben que padecen esta enfermedad porque sus efectos suelen interpretarse como fatiga, vejez, artrosis, osteoporosis con consecuencias negativas e irreparables para las articulaciones.
La artritis reumatoide seronegativa no es fácil de diagnosticar; en la actualidad, los orígenes de la enfermedad aún no están claros para la ciencia. Sin embargo, es importante realizar un diagnóstico precoz a fin de preparar el tratamiento para limitar la progresión de la enfermedad, que, aunque es más lenta que la artritis seronegativa, sigue siendo dolorosa e incapacitante para el paciente.
Dado que el diagnóstico no puede realizarse mediante una extracción de sangre, deben realizarse otros tipos de diagnósticos, como radiografías y resonancias magnéticas, para evaluar las posibles lesiones de ligamentos y articulaciones.
En presencia de una artritis reumatoide seronegativa, las pruebas radiográficas más o menos intensas registrarán un aumento de los leucocitos y daños en la estructura ósea y articular.
Artritis reumatoide seronegativa: tratamiento
Como se ha mencionado anteriormente, la artritis reumatoide seronegativa es más difícil de diagnosticar porque el dolor puede estar asociado a otras afecciones relacionadas y menos graves y, por lo tanto, se administra un tratamiento incorrecto, por lo que es importante un diagnóstico precoz para iniciar el tratamiento.
El tratamiento sigue hasta cierto punto lo que se prescribe y se espera para la Artritis reumatoide seronegativa en suero con la toma de medicamentos y la prescripción de ejercicios diarios para hacer frente a los efectos secundarios de la enfermedad.
A diferencia de la artritis seropositiva, la Artritis reumatoide seronegativa tiene una distinción muy preocupante, los medicamentos tienen dificultades para hacer efecto ya que hay una mayor resistencia del organismo.
Esto requiere que el reumatólogo adapte continuamente el tratamiento para encontrar la dosis adecuada para limitar la progresión de la enfermedad y aliviar el dolor y la inflamación.
La resistencia a los medicamentos exige un tratamiento terapéutico reforzado con una mezcla de fármacos para combatir la enfermedad.
Encontrar el equilibrio adecuado en el tratamiento farmacológico es la única manera de combatir la artritis reumatoide seronegativa, cuyos efectos a lo largo del tiempo son peores que en la artritis seropositiva, y la razón es que es difícil de diagnosticar, no ser fácil de diagnosticar a menudo conduce a un tratamiento tardío, y la resistencia a los medicamentos hace que el proceso sea aún más complejo.
Además del tratamiento farmacológico, en algunos casos puede ser necesario realizar una operación quirúrgica en toda regla en caso de daño articular irreversible.
Artritis reumatoide seronegativa: ejercicios y remedios
La artritis reumatoide seronegativa, al igual que la artritis reumatoide positiva, provoca hinchazón, inflamación aguda y crónica de las articulaciones, problemas para caminar y fatiga, y en algunos casos afecta a órganos vitales.
El consejo que dan muchos reumatólogos es seguir un estilo de vida y una dieta saludables que incluyan proteínas, vitaminas y antioxidantes naturales que actúan como antiinflamatorios y contienen sustancias que fortalecen la estructura de las articulaciones y los huesos.
Se recomiendan alimentos ricos en fibra, frutos rojos, cereales, verduras, pescado azul y complementos alimenticios.
También es aconsejable no excederse en el peso para aliviar la carga de las articulaciones siguiendo una dieta diaria saludable.
En cuanto a la actividad motriz que debe seguirse en el caso de la enfermedad, la artritis reumatoide seronegativa impone un estilo de vida no sedentario, es decir, no es necesario quedarse quieto, pero desde luego tampoco practicar deportes de competición o que pongan en tensión los músculos y favorezcan la inflamación articular.
Se recomienda el movimiento diario ordinario, quizás acompañado de sesiones de fisioterapia destinadas a enseñar al paciente ejercicios para contrarrestar la rigidez muscular.
También se recomienda la laserterapia y la magnoterapia, que tienen una importante función antiinflamatoria necesaria para eliminar la hinchazón y la rigidez muscular típicas de la artritis reumatoide.
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En particular, los ejercicios deben realizarse a primera hora de la mañana, cuando la rigidez es máxima, para permitir que el cuerpo se estire sin esfuerzo y dentro de sus límites.
El alcohol debe evitarse a toda costa, ya que es un auténtico veneno para los enfermos de Artritis reumatoide seronegativa, especialmente los que padecen artritis seronegativa, ya que aumenta la resistencia a la medicación.
Suplemento y pomada recomendados
Para una mayor eficacia, se recomienda el uso de ambos productos:
Artrolux + |
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Aceite de CannabisVital |
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¿Qué es la artrosis?
La artrosis también provoca una reacción inflamatoria, pero a diferencia de la artritis es una enfermedad degenerativa que afecta principalmente al cartílago de las articulaciones, sobre todo en personas mayores (entre 60 y 80 años). Las articulaciones que más sufren en la artrosis son las que están especialmente estresadas por el peso del cuerpo y por la realización continua de actividades que afectan, por ejemplo, a las caderas, las rodillas, los hombros, los pies, las manos o la columna vertebral.
La degeneración de la artrosis afecta al cartílago, la sustancia elástica y con cuerpo, provista de líquido sinovial y ácido hialurónico, que rodea y protege los extremos de los huesos: un cartílago fuerte y sano es sinónimo de articulaciones funcionales. En la artrosis, en cambio, el proceso degenerativo conduce a un constante desmoronamiento del cartílago, a su agrietamiento y a su inexorable adelgazamiento: con el tiempo, el subcondral, es decir, el hueso que se encuentra debajo, queda expuesto, con la consiguiente pérdida de líquido cartilaginoso y la formación de colágeno mucho menos resistente.
La reacción inflamatoria resultante es similar a la de la artritis, con un dolor que, a diferencia de la primera, no se produce en reposo, sino sólo cuando las articulaciones están en tensión. En los casos más graves, no falta la rigidez, la dificultad de movimiento y la deformación ósea, que es muy común en el caso de las falanges distales, por ejemplo.
Una de las principales causas de la artrosis es, sin duda, el desgaste del cartílago articular debido a la edad, pero hay muchos factores que pueden favorecer su aparición: El sobrepeso y la obesidad; los antecedentes familiares; las disfunciones del sistema endocrino; las actividades que fuerzan constantemente ciertas articulaciones o que requieren determinadas posturas; las lesiones o fracturas articulares; las enfermedades vasculares como la osteonecrosis vascular o la hemofilia; la práctica de ciertos deportes extenuantes; y las formas anteriores de artritis como la artritis reumatoide y la gota.
A diferencia de la artritis, la artrosis no muestra ninguna evidencia en las pruebas de laboratorio, mientras que la historia clínica del traumatólogo y las radiografías son útiles, ya que pueden mostrar alteraciones en los huesos, reducción de la materia cartilaginosa y formaciones tipo quiste u osteofitos en las articulaciones.
El tratamiento de la artrosis pretende sobre todo aliviar los síntomas con analgésicos y calmantes, sin olvidar la importancia de la contribución que pueden hacer los tratamientos térmicos como la fangoterapia, la mesoterapia y la hidrocinesiterapia.
En el caso de la artrosis localizada en una articulación concreta, como las manos o las rodillas, es posible recurrir a las infiltraciones de ácido hialurónico o incluso a la instalación quirúrgica de prótesis articulares en los casos más graves.
Suplemento y pomada natural recomendados
Para una mayor eficacia, se recomienda el uso de ambos productos:
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