¿Proteina c reactiva artritis, que es exactamente? Antes de detallar la correlación entre la proteína C-reactiva y la artritis, es importante hacer un rápido apunte sobre el concepto de inflamación.
¿Qué es la inflamación?
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Es simplemente la reacción del cuerpo a un estímulo. El problema básico es que a menudo no es muy claro y visible. Por el contrario, hay muchos casos en los que no hay ningún síntoma.
¿Cómo podemos saber si hay inflamación en el cuerpo?
Hay que hacer varias pruebas. Uno de los más útiles es analizar la presencia de la proteína C reactiva en la sangre periférica. Esta es una forma muy eficaz de saber si hay una inflamación que puede no estar mostrando ningún signo de sí misma en este momento.
¿Cómo medir la presencia de la proteína C reactiva para estar seguro de la presencia de inflamación con amenaza de artritis?
Proteina c reactiva y artritis: todo lo que necesita saber de un vistazo
También conocida como PCR, la proteína C reactiva es producida por el hígado. ¿Cómo se libera en el torrente sanguíneo? A través de la inflamación. Por lo tanto, en la eventualidad que acabamos de mencionar, su porcentaje está destinado a aumentar. Y de forma considerable.
Así que, como ya se ha dicho, si sospecha que tiene una inflamación o, peor aún, una infección, basta con hacerse un análisis de sangre para conocer los niveles de proteína C reactiva en su organismo.
Sólo conociendo los niveles de Proteina c reactiva artritis, su médico podrá confirmar la presencia o, por el contrario, la exclusión de una inflamación. Si el resultado de la prueba es positivo, las enfermedades más comunes son la enfermedad intestinal inflamatoria crónica, la artritis reumatoide, la tuberculosis y la neumonía neumocócica. Sin embargo, en cualquier caso, hay que tener en cuenta que el resultado de la prueba debe considerarse siempre en el contexto del diagnóstico realizado.
¿Cuál es el objetivo principal de la prueba?
Una vez conocida la causa de la inflamación, es necesario medir la Proteina c reactiva artritis para controlar si el dolor articular ha remitido o se ha agudizado. De este modo, comprobar si la terapia empieza a ofrecer los resultados deseados es sin duda más fácil, porque si algo no va bien, siempre hay una oportunidad ventajosa para redefinirlo.
Esta prueba se utiliza ampliamente, por ejemplo, en casos de enfermedades autoinmunes, cuando hay inflamación, o para estar seguros de la recuperación tras una infección.
¿Y los valores de referencia de la Proteina c reactiva artritis?
Por término medio, están por debajo del umbral de 5-10 mg/L. Sólo en raras ocasiones se expresan en mg/dl. Pero esto es incómodo, ya que los resultados obtenidos son 10 veces inferiores.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que incluso ante enfermedades inflamatorias bastante agudas, los niveles de PCR pueden ser decididamente bajos. El concepto de elevación no debe inducir a error, ya que no está necesariamente relacionado con la agudeza de la inflamación. Más concretamente, si se encuentran niveles elevados de proteína C reactiva en la sangre periférica, no significa automáticamente que se tenga necesariamente una inflamación aguda. Por ejemplo, es frecuente que durante el embarazo los niveles de Proteina c reactiva artritis estén muy por encima de la media. La razón fundamental es que las mujeres toman anticonceptivos o se someten a una terapia de sustitución hormonal.
¿Cuáles son los síntomas más comunes?
La rigidez articular se debe a una inflamación severa, que puede dar lugar a una hinchazón y un dolor nada despreciables. Sólo el descanso y el tiempo pueden aliviar el enrojecimiento. La rigidez articular localizada puede durar horas, con un dolor especialmente intenso en las primeras horas del día. Si los problemas persisten a medio y largo plazo, todo apunta a que estamos ante la aparición de una artritis reumatoide o una artrosis.
La pérdida de las principales funciones de las articulaciones suele estar relacionada con la sinovitis: la inflamación de la membrana sinovial, así como la anquilosis y las deformidades articulares, impiden la realización de las tareas normales durante el día. No sólo se ven afectadas las manos y los pies. Además de las articulaciones pequeñas, los tobillos, las rodillas, las caderas, los hombros, los codos y las muñecas también pueden verse afectados por los principios de la artrosis.
¿Cuál es el inicio de esta enfermedad?
Es imposible dar una respuesta inequívoca. Digamos que en casi el 70% de los casos, el problema se presenta de forma bastante gradual. Sin embargo, hay casi un 30% de casos en los que el dolor es ya más agudo. La pérdida de peso, la fatiga, los dolores musculares y la fiebre son algunos de los síntomas más comunes de la inflamación que puede provocar la artritis.
Proteina c reactiva artritis: Diagnóstico
Como ya se ha mencionado, en el 70% de los casos, la artritis por inflamación se presenta de forma gradual, y se caracteriza por una rigidez bastante notable de las articulaciones, sobre todo en las primeras horas del día. Sin embargo, hacer un diagnóstico correcto es bastante complejo. En cuanto al diagnóstico, las cosas son más sencillas cuando hay síntomas que pueden aparecer semanas o meses después de la inflamación que causa la artrosis.
Además de la prueba de la Proteina c reactiva artritis, las pruebas basadas en la radiología clásica (radiografía de los pies y las manos) son muy útiles a este respecto. También en este caso, en la fase inicial, es difícil detectar los cambios que provoca la enfermedad, empezando por la erosión ósea.
Las ecografías de las articulaciones también pueden ser útiles, ya que muestran si hay algún problema debido a la presencia de la tela sinovial. Pero eso no es todo: en términos de diagnóstico, la resonancia magnética también tiene sus aspectos positivos, por la sencilla razón de que examina dónde se localiza la inflamación articular y, en particular, el edema óseo.
Terapia
Dada la correlación entre la proteína C reactiva y la artrosis, cabe señalar que la medicación puede ser útil. La condición sine qua nn es que los principios de la artrosis se identifiquen lo antes posible, porque en ese momento el manejo de los problemas es decididamente menos complejo, disminuyendo la intensidad del dolor, resolviendo las cargas excesivas sobre las articulaciones y continuando en términos de capacidad de trabajo, como si nada hubiera pasado.
Además de los fármacos clásicos, como la salazopirina, el metotrexato y la leflunomida, también existen fármacos biotecnológicos, cuyo uso es factible si la inflamación persiste. Por último, la rehabilitación articular y neuromuscular, así como la cirugía ortopédica, también pueden abordar la raíz del problema.
Algunos suplementos y pomadas también son excelentes, y en muchos casos pueden aliviar el dolor, por ejemplo.
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