La tendinitis poplítea es una afección poco conocida pero muy común entre los deportistas que afecta al epicóndilo lateral del fémur: aquí te explicamos cómo reconocerla y qué remedios hay para tratarla.
¿Qué es la tendinitis poplítea?
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Hay muchas formas de tendinitis que pueden afectar a la rodilla, la menos conocida de las cuales es la tendinitis poplítea, una inflamación que afecta a la zona lateral del fémur.
Este tendón, conocido como tendón “poplíteo”, favorece la rotación interna de la tibia en la proximidad del fémur. Los desencadenantes de esta inflamación están, en raras ocasiones, relacionados con lesiones deportivas, pero se dan sobre todo en atletas que realizan determinados recorridos, sobre todo cuesta abajo o en colinas.
Para reconocer de la mejor manera posible la presencia de una tendinitis poplítea, es esencial estar bien informado sobre las posibles causas y síntomas del trastorno, para poder actuar inmediatamente en una fase temprana de su aparición.
¿Cuáles son las causas y los síntomas de la tendinitis poplítea?
La tendinitis poplítea es un proceso inflamatorio que afecta principalmente a la rodilla y que puede producirse por diversos factores, dependiendo de cada persona y de los problemas a los que esté más predispuesta. Sin embargo, esta patología suele darse más en las siguientes circunstancias:
– En los atletas que corren carreras largas con colinas o cuesta abajo. En consecuencia, la rodilla se ve sometida repetidamente a tensiones y sobrecargas, lo que la hace más vulnerable a la inflamación.
– En pacientes que ya padecen otros problemas en la zona de la rodilla y el pie, por ejemplo, los que sufren de pie valgo.
– Corredores que sufren el síndrome de la banda iliotibial.
– En personas que sufren de tendinitis de los isquiotibiales.
Cada una de estas condiciones representa un alto riesgo de desarrollar una tendinitis del poplíteo. Por este motivo, se recomienda mantener toda la pierna en reposo en la medida de lo posible y evitar esfuerzos y tensiones durante el día, como caminar en exceso, subir o bajar escaleras, etc. Este trastorno no debe subestimarse, por lo que es esencial prestar atención a los síntomas iniciales.
La intervención temprana en el problema de la tendinitis poplítea es esencial para detener la progresión de la enfermedad y garantizar que el dolor se mantenga estable.
¿Cómo reconocer los síntomas de la tendinitis poplítea? En la mayoría de los casos, el dolor es un signo de la aparición del trastorno, y puede sentirse durante el esfuerzo, por ejemplo durante el entrenamiento, o también puede sentirse durante el descanso. De hecho, sobre todo en los momentos de relajación, el dolor puede aumentar y hacerse más intenso, tanto que en algunas circunstancias se hace realmente difícil de tolerar.
Un papel importante lo desempeña la posición en la que el paciente está sentado; de hecho, ciertas posturas pueden agravar los síntomas y provocar un marcado empeoramiento. Por ejemplo, es desaconsejable sentarse con las piernas cruzadas o bajar y subir las escaleras de forma incorrecta al no doblar bien la rodilla.
El dolor y las molestias significan que el tendón poplíteo está empezando a inflamarse y es importante tomar medidas inmediatas antes de que el dolor aumente.
¿Cuáles son los remedios y ejercicios para combatir la tendinitis poplítea?
Para favorecer la curación en caso de inflamación del tendón poplíteo, es necesario recurrir a un verdadero tratamiento de rehabilitación. En particular, los deportistas deben dejar de entrenar por completo durante al menos dos semanas y evitar todo tipo de esfuerzos que puedan agravar el estado de la rodilla.
De hecho, el reposo es el primer remedio eficaz para recuperarse de una tendinitis poplítea, ya que ayuda a que las estructuras se regeneren y recuperen su funcionalidad.
Sin embargo, si la tendinitis no es grave, es aconsejable realizar algunos ejercicios específicos que deben llevarse a cabo tras unos días de reposo, preferiblemente una semana, para movilizar de nuevo la rodilla y acostumbrarla a un movimiento correcto.
Se trata de ejercicios de marcha que deben realizarse en agua caliente, lo que puede ser un excelente aliado para calmar la inflamación. Por supuesto, para llevar a cabo los procedimientos correctamente, es fundamental contar con un experto en la materia, como un ortopedista o fisioterapeuta, que podrá indicar la actividad más adecuada en función de la dolencia.
Incluso durante la fase de rehabilitación, deben evitarse a toda costa las superficies en bajada o en subida, así como los escalones.
Después de mantener la rodilla en reposo durante al menos 15 o 20 días, es posible empezar a realizar algunos ejercicios con peso de forma muy gradual y sin exagerar. Esta fase será fundamental para que la rodilla se acostumbre cada vez más al movimiento correcto y a la flexión gradual sin esfuerzo. Los ejercicios que se recomiendan durante este tratamiento son los estiramientos, que deben realizarse una o dos veces al día antes y después del entrenamiento, y las bicicletas estáticas y de step, que pueden ser una buena forma de hacer que la rodilla vuelva a funcionar de forma óptima.
Paso
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Bicicleta estática
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Rodilleras
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Suplemento y pomada naturales recomendados para aliviar el dolor
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